viernes, 10 de agosto de 2012

Amanecer de vida

Sé que sigues aquí, a mi lado.
Te escucho.
A VECES JURARÍA PODER VERTE

Te veo reflejada en el espejo,
bajo el velo nocturno.
No es oscuro como dicen,
las estrellas iluminan tu llegada.

Nuestros mundos
se unen por un pequeño lapso de tiempo.
La luna te vuelve a saludar.
Su dulce luz acaricia tu delicado rostro.

Me acerco e intento tomarte entre mis brazos,
pero me niegan el paso a ese mágico lado.
No puedo entrar, aún no es mi tiempo...

La gente dice que eres una ilusión de mi mente:
que tú ya no estás aquí presente.
Pero ellos no saben lo que se siente...
Sé que es real, lo sé.

AÚN NO TE HAS IDO.
Permaneces conmigo.
El aliento por las mañanas, vida y alegría.
Salgo a la calle y disfruto el viento que arrulla tus recuerdos.
Bailo bajo la luna, disfrutando su frescura.
La espuma que roza mi cuerpo, caricias del cielo.
El calor que me acompaña en las frías madrugadas.
Esa sonrisa que no ha de faltar cada dulce despertar.

Ya no estoy triste.
Cada día sonrío más,
porque cada día al despertar
te veo recostada a la par mía.
Quizá sea un sueño nada más, pero es la causa de mi alegría.

Tus ojos me observan.
Me dedicas una hermosa sonrisa.
Nuestros corazones se aceleran.
Y mientras te acercas, me susurras:
¡HE AMANECIDO, VIVE!

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